La historia de Emilio Sáez, fundador de la panadería La Unión, ubicada en Tolhuin, Tierra del Fuego, fue reflejada recientemente por el diario La Nación, resaltando no solo su trayectoria personal sino también el impacto de su trabajo en la comunidad y en los miles de viajeros que cada semana pasan por este rincón austral.
Fundada en 1985, La Unión es mucho más que un negocio. Se ha convertido en un símbolo de hospitalidad y esfuerzo, un lugar que recibe hasta 5.000 visitantes cada fin de semana, consolidándose como un punto de encuentro imprescindible para locales y turistas. “Nunca pensé que todo esto iba a pasarme a mí: yo solo quería encontrar mi lugar en el mundo”, reflexiona Sáez, quien con su carisma y determinación transformó la panadería en un epicentro social y cultural.
El artículo detalla cómo Sáez encontró su propósito al establecerse en Tolhuin, un pueblo que en ese entonces apenas contaba con 100 habitantes. “Es como cuando conocés a la mujer de tu vida: ¿cómo lo explicás? Solo lo sentís”, dijo sobre su decisión de asentarse en el bucólico entorno del lago Fagnano y la cordillera de los Andes. Su llegada marcó un antes y un después para la localidad.
La historia del panadero está llena de episodios notables que revelan tanto sacrificio como generosidad. Desde trabajar gratis durante un año para aprender el oficio, durmiendo sobre bolsas de harina y alimentándose de mortadela, hasta construir una empresa con 50 empleados, incluidos pasantes internacionales, su camino ha sido un ejemplo de perseverancia.
La comunidad de Tolhuin y los visitantes han reconocido su hospitalidad y humildad. Sáez tiene un gesto único: cuando las filas para ingresar a la panadería alcanzan hasta cincuenta metros, él mismo sale a repartir bizcochos y cañoncitos calientes, hablando con cada persona que encuentra. “Todos somos iguales, yo no soy más que nadie: tenemos que hablar y conocernos”, asegura.
En enero de 2021, un incendio devastador consumió por completo la panadería, dejando a Sáez y sus empleados en una situación crítica. Sin embargo, el apoyo de la comunidad local e internacional no tardó en llegar.
Desde España, un ciclista que había disfrutado de su hospitalidad organizó una colecta que recaudó 10.000 dólares, mientras que iniciativas en Argentina reunieron fondos adicionales. Con la colaboración de una arquitecta que diseñó el proyecto de reconstrucción sin cobrar honorarios, La Unión reabrió un año después, modernizada y revitalizada. “Si no hubiera tenido el incendio, no habría podido ver tanta muestra de amor”, expresó el panadero.
El artículo también destaca la relación especial de Sáez con sus empleados, quienes lo postularon como “el mejor jefe del país”. Desde 1985, solo enfrentó un juicio laboral, que ganó, y con los ahorros destinados a posibles litigios construyó una casa con pileta climatizada en Puerto Madryn para que sus trabajadores disfruten de unas vacaciones, un regalo que no se descuenta de sus días libres.
El impacto de La Unión trasciende la panadería misma. Es parte de la memoria colectiva de los fueguinos y un referente para los viajeros. Personalidades como Joey Ramone y Ewan McGregor han pasado por allí, haciendo del lugar una escala icónica. “La Unión es sinónimo de Tolhuin”, asegura Sáez, mientras sigue atendiendo a sus clientes con la misma pasión con la que comenzó, haciendo que cada visitante se sienta como en casa.