El derrumbe de la Cueva del Jimbo, emblema turístico del Parque Nacional Tierra del Fuego, conmocionó a Ushuaia. Este símbolo natural, clausurado por riesgos desde 2021, deja un vacío en el patrimonio de la región.
La Cueva del Jimbo, una de las principales atracciones del Parque Nacional Tierra del Fuego, sufrió un derrumbe en las últimas horas que marcó el fin de su existencia como destino turístico. Aunque el colapso no causó víctimas ni heridos, el evento ha generado conmoción tanto entre residentes como entre visitantes, al tratarse de un símbolo natural de la región de Ushuaia.
Ubicada en las cercanías del Cañadón de la Oveja, en un entorno privilegiado, la cueva era un punto de referencia para montañistas, excursionistas y amantes de la naturaleza. Durante décadas, fue escenario de innumerables caminatas y exploraciones que dejaron recuerdos imborrables en quienes visitaban este espacio único.
Sin embargo, la fragilidad de su estructura había sido advertida desde hace años, especialmente por estudios realizados por el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), dependiente del CONICET, que confirmaron el riesgo de colapso debido a desprendimientos constantes de hielo y piedras.
Desde 2021, las autoridades del Parque Nacional habían prohibido el ingreso a la cueva debido a estos peligros. “El lugar se encontraba en ‘peligro de colapso’ y era habitual que trozos de hielo y piedras cayeran desde la parte superior”, señalaban los informes científicos.
Esta restricción buscaba evitar tragedias como la ocurrida en 2022, cuando un turista brasileño, Dennis Cosmo Marin, falleció aplastado por una placa de hielo mientras ingresaba al lugar en una excursión no autorizada.
Marin, de 37 años, viajaba desde 2018 en una combi junto a su gato, Lince, y había decidido explorar la cueva pese a las advertencias. Su muerte quedó registrada en el celular de uno de los integrantes del grupo, quienes ingresaron sin guía a un espacio ya catalogado como inestable. Este hecho trágico evidenció la necesidad de restringir el acceso y de tomar medidas más firmes para proteger a los visitantes.
El reciente colapso de la Cueva del Jimbo no sorprendió a expertos y conservacionistas, quienes venían alertando sobre la vulnerabilidad de la formación rocosa. La erosión y otros factores ambientales habían debilitado progresivamente la estabilidad de la cueva, cuya estructura era especialmente sensible a los cambios climáticos y geológicos de la región.
La senda que conducía a este ícono natural, conocida como Cañadón de la Oveja, cuenta con una extensión de 9,09 kilómetros y un desnivel de 731 metros. Su recorrido, de dificultad moderada, tardaba alrededor de tres horas y 43 minutos en completarse. Este trayecto era popular entre montañistas y caminantes que buscan sumergirse en la majestuosidad de los paisajes del Parque Nacional Tierra del Fuego.
La historia de la Cueva del Jimbo, cargada de memorias y aventuras, es ahora un recordatorio de la necesidad de preservar los entornos naturales y de respetar las advertencias sobre los riesgos inherentes a estos espacios.
