Daniel Belbey era empleado municipal y dirigente de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), y habían sido denunciado por un grupo de personas en Ushuaia, por supuestas «estafas» en la compra y otorgamiento de viviendas, que nunca se concretaron.
Belbey vivía solo, no tenía hijos, y su única familia era su madre que vive en Chaco. Según su abogado, Dr. Gustavo Berola, el hombre se encontraba muy angustiado por lo ocurrido.
“Estaba implicado en una causa penal que no era tan grave, le decía que estaba más angustiado de lo que debía, yo le decía que iba a zafar. Había elementos para acusarlo pero no para condenarlo. Con el tiempo se van a dar cuenta de que Belbey no iba a tener consecuencias penales”, dijo Berola al Programa Radial El Cronista Urbano.
Belbey no soportaba la condena social, ni que su nombre aparezca asociado a una trama policial en los medios de comunicación. Temía que su madre, una persona mayor, supiera del caso.
“Qué elementos hay para acusarlo?”, se preguntó Berola, y criticó que el caso haya tomado estado público ya que “en los medios uno se tiene que defender y demostrar su inocencia, cuando debería ser al revés.”
Belbey se encontraba angustiado por lo que le pasó al otro acusado, «Miguelón» Arana, quien días atrás había sido hospitalizado en grave estado, luego de haber recibido una brutal golpiza en la puerta de su casa en circunstancias no del todo claras.