Un nuevo set de música electrónica en reservas naturales de Ushuaia genera polémica y críticas por violar normativas ambientales y afectar la biodiversidad.
El emblemático paisaje de la Laguna de los Témpanos, en Ushuaia, vuelve a ser escenario de controversia tras la realización de un set de música electrónica por parte de una DJ israelí, en una zona protegida por normativas ambientales que prohíben este tipo de actividades.
En un video publicado en su cuenta de Instagram, a la DJ Mishel, de origen israelí, se la ve claramente pasando música en la reserva natural, promocionando el evento y compartiendo invitaciones desde una semana antes.
La publicación generó una ola de críticas y cuestionamientos en las redes sociales, donde usuarios señalaron la prohibición expresa de utilizar parlantes en el área para preservar la flora, la fauna y la tranquilidad del entorno.
Este incidente no es aislado. Semanas atrás, otro DJ israelí, Shai Avitan, conocido como Afro Shai, protagonizó una situación similar en el mismo lugar. Avitan, reconocido por grabar sus sets en espacios naturales alrededor del mundo, desató un fuerte repudio al realizar un show frente al glaciar Vinciguerra, acompañado de un grupo de bailarines.
Su video, compartido en redes sociales, coincidió con un momento crítico en la Patagonia, donde brigadistas y vecinos luchaban contra incendios forestales, lo que exacerbó la indignación de la comunidad.
La Laguna de los Témpanos, ubicada en la Reserva Natural Urbana del Glaciar Vinciguerra, es un área protegida que busca conservar su biodiversidad y ofrecer un espacio de tranquilidad para los visitantes.
Las normativas ambientales prohíben expresamente el uso de equipos de sonido para evitar alteraciones en el ecosistema. Sin embargo, estos eventos han puesto en evidencia la falta de controles efectivos para prevenir este tipo de actividades.
Respecto a las posibles sanciones, se desconoce qué medidas podrá tomar el Instituto Fueguino de Turismo (InFueTur), dado que el evento ya ocurrió y la DJ evidentemente ya no se encuentra en Ushuaia.
La situación reaviva el debate sobre la necesidad de reforzar los mecanismos de vigilancia y concientización para proteger estos espacios naturales de acciones que, aunque puedan parecer inofensivas, representan una amenaza para su conservación.