Una encuesta de Poliarquía destaca el fuerte respaldo a su gestión y la caída de la inflación como factor clave. Sin embargo, su estilo confrontativo genera rechazo mayoritario y persisten dudas sobre el ajuste político.
A un año de comenzar su gestión, el presidente Javier Milei se mantiene con un nivel de aprobación elevado, aunque acompañado de un rechazo significativo hacia su estilo confrontativo, según revela un reciente informe de Poliarquía Consultores.
La encuesta, realizada entre el 4 y el 14 del mes pasado, muestra que el 56% de los encuestados tiene una valoración positiva de la administración libertaria, cifra similar al inicio de su mandato.
Sin embargo, el 71% de los consultados considera «bastante grave» o «muy grave» su actitud agresiva frente a críticos y detractores, lo que constituye una de las principales luces amarillas en su gestión.
Uno de los elementos más destacados del sondeo es el impacto positivo que ha tenido la reducción de la inflación en la percepción pública. Según Alejandro Catterberg, director de Poliarquía, “la clave principal está en la reducción de la inflación. Haber frenado la escalada de precios le da crédito y credibilidad a su gestión”.
Este cambio de rumbo es notable si se compara con diciembre del año pasado, cuando el 84% de los argentinos temía una hiperinflación. Actualmente, más del 40% de los encuestados confía en que los precios se mantendrán estables o incluso bajarán, un nivel de optimismo que no se registraba en 20 años.
El índice inflacionario descendió de manera notable: mientras que en diciembre pasado se registró un incremento mensual del 25,5% tras una brusca devaluación, en octubre de este año la inflación mensual se ubicó en 2,7%, el nivel más bajo desde el inicio de la gestión. Este descenso alimenta expectativas positivas, reflejadas en el incremento de quienes consideran que la situación del país mejorará dentro de un año (del 50% en octubre al 56% en noviembre).
Además del éxito en frenar la inflación, otros indicadores macroeconómicos han mostrado mejoras sustanciales. El déficit fiscal, que era de 2,9 puntos del PBI al inicio de la gestión, se convirtió en superávit fiscal y financiero, mientras que la brecha cambiaria y el riesgo país se redujeron significativamente.
Sin embargo, la percepción general de la economía sigue mostrando un panorama mixto: si bien la evaluación negativa cayó 30 puntos en el último año, solo el 26% de los encuestados tiene una visión positiva de la situación actual, superada por quienes aún la califican como regular (37%) o negativa (36%).
Este estado de insatisfacción se refuerza en otros aspectos. Por ejemplo, el 65% de los consultados no está de acuerdo con que la recesión haya terminado ni con que el país esté creciendo. Además, el 70% de los encuestados rechaza la afirmación de Milei de que «el ajuste también lo está pagando la clase política», considerando que el mayor peso recayó en la población general.
Un aspecto que genera amplio rechazo es el estilo comunicacional del presidente. Según el informe, el 71% de los encuestados considera grave que Milei utilice insultos y agravios en sus intervenciones públicas. Aunque el mandatario ha defendido este enfoque asegurando que “lo importante es el contenido y no las formas”, su actitud genera límites claros entre los sectores que valoran los avances económicos, pero rechazan el tono violento de su discurso.
Catterberg enfatiza que “a pesar del éxito, existen señales de alerta que el Gobierno debería observar: la amplia mayoría de la sociedad rechaza su estilo agresivo y crítico hacia el periodismo y otros actores”.
Este estilo también tiene un impacto electoral, con una base de apoyo más sólida en el interior del país (61%) que en el Gran Buenos Aires, donde su aprobación alcanza solo el 43%.
De cara al segundo año de mandato, los desafíos para Milei incluyen consolidar las mejoras económicas y atender el descontento social latente, especialmente en un contexto electoral que demandará ampliar consensos.
Si bien su gestión ha superado las expectativas iniciales y los indicadores económicos han mejorado, el rechazo hacia su estilo de liderazgo y las divisiones en la opinión pública representan desafíos significativos.
El informe de Poliarquía sugiere que, aunque los avances han sido importantes, el presidente enfrentará un año clave para equilibrar los logros económicos con la necesidad de moderar su discurso, un punto crítico para fortalecer su gobernabilidad y garantizar un mayor apoyo social.