El gobierno frustró una sesión clave en Diputados al negociar con gobernadores opositores, prometiendo fondos en el Presupuesto. La maniobra evidencia su capacidad parlamentaria, mientras crecen tensiones por demandas provinciales no atendidas.
En un escenario donde las tensiones políticas se entremezclan con estrategias de negociación y alianzas efímeras, el gobierno de Javier Milei logró frustrar una sesión clave en la Cámara de Diputados, poniendo a los gobernadores en una posición comprometida en el debate por el Presupuesto 2024. La estrategia libertaria demostró, una vez más, su capacidad para maniobrar en un contexto parlamentario adverso, a pesar de contar con un bloque minoritario.
El centro del conflicto giró en torno al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que habilita al Ejecutivo a renegociar deuda sin intervención del Congreso, junto con la ley que regula estos decretos. Pese a las críticas históricas hacia esta normativa, originalmente impulsada por Cristina Kirchner, la sesión destinada a tratar estas cuestiones se vio frustrada gracias a una maniobra que incluyó negociaciones de último momento y acuerdos tácitos con los gobernadores.
Los libertarios lograron sumar a su estrategia a al menos nueve diputados de la oposición, vinculados a los gobiernos provinciales. Entre ellos, cuatro representantes de Catamarca alineados con Raúl Jalil, dos santiagueños cercanos a Gerardo Zamora, y figuras como los mendocinos Adolfo Bermejo y Liliana Paponet, así como la neuquina Tanya Bertoldi. También se señaló la intervención del cordobés Martín Llaryora, líder de Encuentro Federal, quien habría instruido a su bancada a no participar. La influencia de los gobernadores del PRO y de radicales como Maximiliano Pullaro y Carlos Sadir también fue mencionada en las negociaciones que lograron vaciar la sesión.
Un diputado del oficialismo sintetizó la situación: «En menos de 24 horas logramos bajar a una decena de diputados, demostrando que la supuesta debilidad parlamentaria no es más que un relato». La clave para este éxito radicó en las promesas del Ejecutivo a los mandatarios provinciales, relacionadas principalmente con la asignación de fondos para las cajas jubilatorias y obras públicas.
Sin embargo, el respaldo a Milei no estuvo exento de tensiones. Los legisladores de Encuentro Federal, promotores de la propuesta para limitar el uso de DNU, manifestaron su descontento por quedar fuera de las negociaciones. “Perdimos por una negociación de la que no participamos”, admitieron. A su vez, desde el bloque liderado por Miguel Pichetto, surgieron críticas hacia los gobernadores por priorizar reclamos provinciales sobre demandas nacionales, como el financiamiento de universidades y jubilaciones.
El trasfondo de estas maniobras radica en el tratamiento del Presupuesto, que Milei dejó para el último momento como una forma de presión. El mensaje implícito del gobierno, de que podría administrar sin presupuesto por segundo año consecutivo, otorgó mayor discrecionalidad a sus gestiones. Esta amenaza llevó a varios gobernadores a recalibrar sus estrategias, reuniéndose en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) para consolidar sus demandas. Los principales puntos de conflicto incluyen el financiamiento de las cajas previsionales, la distribución del impuesto a los combustibles y los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), así como la compensación por el Pacto Fiscal de 2017.
Desde la UCR, una voz resumió la disconformidad generalizada: “Hay un enojo profundo de los gobernadores con que ninguno de los planteos de coparticipación haya sido concedido por el Gobierno”. Sin embargo, los mandatarios provinciales aún conservan un recurso: retomar la sesión frustrada para avanzar con la reforma de la ley de DNU o rechazar el decreto de deuda. La pregunta clave es si estarán dispuestos a priorizar estos objetivos sobre la sanción del Presupuesto, aun cuando este no contemple sus reclamos.
Mientras tanto, el oficialismo continúa marcando el ritmo político. En un movimiento que generó controversia, Manuel Adorni anunció el envío de un proyecto al Congreso para eliminar las elecciones primarias (PASO). Aunque es improbable que prospere debido a la falta de apoyo, la iniciativa parece más orientada a sostener el discurso libertario contra la «casta política». Según analistas, el objetivo sería reforzar la narrativa de que los fondos destinados a las PASO deberían canalizarse hacia sectores más sensibles.
El tablero político que rodea al Presupuesto se complejiza con cada movimiento. En este contexto, la frase recurrente de Milei, «la victoria en la guerra no depende de los soldados, sino de las fuerzas del cielo», adquiere un tinte más terrenal. La gobernabilidad de su administración depende, cada vez más, de su habilidad para manejar las presiones internas y externas, y de las concesiones que está dispuesto a hacer para sostener el control parlamentario.