Hay dos realidades diametralmente opuestas: la de la política y la de los vecinos y vecinas. Mientras desde San Martín 450 el tiempo apremia para hacer cumplir el llamado a elecciones convencionales, Tierra del Fuego atraviesa una de sus peores crisis de infraestructura.
A la luz, que ya es casi un lujo en Ushuaia, se suma a la extensión del receso invernal para tratar de emparchar edificios escolares y que la crisis económica empieza a notarse en las calles de Río Grande. ¿Cómo llegamos a este punto?
Este viernes, o a más tardar el lunes, vencería el plazo de aquella promulgación exprés de una Reforma Constitucional que aprobó la pasada legislatura en las últimas horas de su mandato conforme la interpretación del gobernador quien refirió “en estos días tiene que hacerse”.
El gobernador ha quedado atrapado en los propios tiempos de su decisión política, o casi obsesión, de modificar la Carta Magna provincial aduciendo los anacronismos de la misma. Hoy, el llamado a elecciones sucede simplemente porque no hubo un tiempo mejor: el principio de año estuvo dominado por las reformas políticas a nivel nacional y, en los últimos meses, las crisis a nivel de infraestructura han plagado la isla haciendo imposible planificar nada ni siquiera al mediano plazo.
Este invierno fue uno bastante característico para la comunidad: hubo problemas con todos los servicios, siendo la energía la más afectada, estableciendo esquema de cortes programados por una falta de inversión que no puede achacársele en su totalidad a la llegada al poder del gobierno de Javier Milei. Aquí se vienen “olvidando” de hacer las obras hace rato.
Otros afectados fueron los chicos y chicas: las vacaciones de invierno se extendieron una semana más bajo el argumento de unas condiciones excepcionales en lo climático, la ola polar que azotó a toda la Patagonia y el país, pero lo cierto es que se corrió a tratar de emparchar todos los establecimientos educativos, que a duras penas logran mantenerse abiertos. Mientras tanto el gremio docente, bien gracias. En el medio de este panorama del “no hay plata” versión provincial, el crecimiento del desempleo industrial empieza a hacer mella en Río Grande, aportando un nuevo factor de crisis que vuelve unas elecciones de convencionales un gasto cuanto menos superfluo.
Según información a la que pudo acceder este medio, una encuesta local determinó que 7 de cada 10 fueguinos están en contra de atravesar este proceso electoral. Razón no les falta: hay problemas de servicios, edilicios y los albores de una crisis social por los despidos en fábricas, donde en el primer semestre de 2024, 4.000 operarios de la industria electrónica ya se cuentan entre las víctimas de las políticas nacionales. El panorama del contexto provincial y la dirigencia nacional, recuerda bastante al de 2016, con la diferencia de una cúpula gremial bastante más aburguesada.
A más tardar el lunes, comenzaremos un nuevo ciclo electoral en Tierra del Fuego, buscando elegir a las y los representantes que tendrán como misión modificar unos 60 artículos de los 211 con los que cuenta la Constitución. Mientras tanto, fueguinos y fueguinas esperan respuestas concretas a los problemas de hoy que los