El Papa encabezó la celebración de la 51 Jornada Mundial de la Paz con un mensaje cargado de reparos para los líderes mundiales que fomentan la discriminación y una retórica xenofóbica.
Este lunes en el Vaticano, en su primera misa del año en la basílica de San Pedro, pidió que se garantice la «paz» de los inmigrantes y refugiados, y apeló para ello a las instituciones civiles, educativas, asistenciales y religiosas.
El pontífice dedicó la homilía de ese acto religioso a destacar el papel de la Virgen María en la misa dedicada a ella en un día en el que la Iglesia católica celebra la 51 Jornada Mundial de la Paz, que se fija en esta ocasión en la situación de inmigrantes y refugiados.
El Papa pidió que se garantice a refugiados e inmigrantes un «futuro de paz» y recordó a los que «están dispuestos a arriesgar la vida en un viaje que en gran parte de los casos es largo y peligroso».
«No apaguemos la esperanza en su corazón; no sofoquemos sus esperanzas de paz. Es importante que de parte de todos, instituciones civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, haya un esfuerzo por garantizar a los refugiados, a los inmigrantes, a todos, un futuro de paz», dijo Francisco.