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26 de diciembre de 2024

El nuevo equilibro político bajo la Presidencia de Milei

Los gobernadores, fortalecidos por su control territorial, toman protagonismo en la política nacional, negociando acuerdos con Javier Milei y desafiando la autoridad de los partidos tradicionales.

La llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina ha puesto en jaque las estructuras tradicionales de poder político. A medida que los gobernadores se posicionan como actores clave en la toma de decisiones, los partidos políticos enfrentan un progresivo debilitamiento de su autoridad, especialmente en el interior del país. El 2025 se perfila como un año decisivo para observar hasta dónde se extiende esta reconfiguración.

El contexto actual refleja que las negociaciones políticas ya no están centradas exclusivamente en figuras nacionales como Mauricio Macri o Martín Lousteau. En cambio, los gobernadores, fortalecidos por su control territorial y la falta de presencia significativa de La Libertad Avanza (LLA) en sus provincias, parecen dispuestos a pactar directamente con el oficialismo, incluso al margen de los lineamientos partidarios.

Esta dinámica tiene raíces profundas. La ausencia de una estructura sólida de LLA en el interior del país deja espacio para que los mandatarios provinciales definan las condiciones de cualquier acuerdo. Tal es el caso de Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut), quienes han mostrado disposición para incorporar libertarios en sus filas, una postura que también resuena entre sectores radicales moderados.

En Corrientes, Gustavo Valdés se posiciona como un ejemplo del liderazgo provincial autónomo. Recién elegido como líder de la UCR en su provincia, Valdés tiene como objetivo conservar el distrito, incluso si eso implica buscar alianzas con LLA. Este territorio será clave, ya que enfrentará la primera elección ejecutiva bajo el gobierno de Milei.

Aunque LLA muestra un notable apoyo del 35-40% en la provincia, este porcentaje es atribuible casi exclusivamente a la figura del presidente. “Ese respaldo no se trasladará automáticamente a cualquier candidato local”, indican analistas políticos, considerando que Valdés mantiene una imagen positiva del 60% a nivel provincial y cerca del 80% en la capital.

Entre los posibles sucesores de Valdés figuran nombres como su hermano Juan Pablo, el senador Eduardo Vischi y el exdiputado Eduardo Tassano. Paralelamente, los libertarios manejan como opciones al diputado Lisandro Almirón y al senador Carlos Espínola, aunque este último no es una figura cómoda para el espacio, dadas sus conexiones previas con el kirchnerismo y sus derrotas electorales pasadas.

Valdés, al frente del Comité provincial durante los próximos dos años, tiene en mente buscar los “mejores acuerdos posibles”, sin descartar la inclusión de libertarios. Sin embargo, mantiene su autonomía respecto a las imposiciones del Comité Nacional de la UCR, que ha adoptado una postura crítica hacia Milei.

En Mendoza, el panorama es similar, pero con una proyección a largo plazo. Alfredo Cornejo, actual gobernador, encara 2025 como una oportunidad para consolidar su control político, aunque el verdadero desafío llegará en 2027, cuando ya no pueda buscar la reelección.

La Libertad Avanza cuenta con candidatos competitivos en la provincia, como Luis Petri, quien protagonizó una destacada elección en 2023, y Omar de Marchi, un dirigente del PRO que ha coqueteado con el libertarismo. Ambos podrían disputar la gobernación, desafiando al oficialismo local, representado por Ulpiano Suárez, actual intendente de la ciudad capital.

Cornejo confía en ser el principal articulador de las listas provinciales y aún no decide si desdoblará los comicios o se alineará al calendario nacional. Este contexto subraya la creciente autonomía de los gobernadores frente a las directivas partidarias nacionales.

El fenómeno no es exclusivo de Corrientes y Mendoza. En distintas provincias, los gobernadores se están convirtiendo en negociadores directos con el gobierno nacional y los bloques legislativos, marginando cada vez más a las estructuras partidarias tradicionales.

Mauricio Macri y Martín Lousteau han evidenciado esta dinámica al observar cómo sus respectivos espacios políticos pierden incidencia fuera de los principales centros urbanos. Mientras Macri intentó ordenar Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, los gobernadores del interior se mostraron independientes y priorizaron estrategias locales.

Este nuevo esquema político redefine el equilibrio de poder en Argentina. La necesidad de gestionar de manera eficiente para conservar las provincias en 2027 impulsa a los mandatarios a adoptar un enfoque pragmático, muchas veces al margen de las prioridades de sus partidos. La pregunta que surge es si este modelo logrará sostenerse en el tiempo o si enfrentará una resistencia interna que lo reconfigure una vez más.

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