Desde el Banco de Sangre del HRU insistieron en la necesidad de convocar donantes voluntarios en verano, básicamente porque la habitual concurrencia disminuye por la cantidad de vecinos que no están en la provincia.
El Banco de Sangre del Hospital Regional Ushuaia enfrenta, como cada verano, una disminución significativa en el número de donantes voluntarios, lo que representa un desafío crucial para el abastecimiento de sangre en la provincia. La situación es recurrente en esta época del año, debido al movimiento vacacional que reduce la presencia de vecinos en Tierra del Fuego.
Stefani Ferreira, referente de Promoción de Donación Voluntaria del Banco de Sangre, explicó en FM Master’s el panorama actual: “En principio, poner en claro que tenemos siempre altos y bajos en el año, sobre todo en la época vacacional de los niños. En esa época de vacaciones suelen bajar un poco, es lo que nos pasa siempre”.
Durante el año, el Banco de Sangre logra un promedio de entre 25 y 30 donantes semanales, un número que varía según las necesidades hospitalarias. Sin embargo, con la llegada del verano, la cifra se reduce drásticamente. “Ahora en verano, nos cuesta llegar a la mitad. Estamos teniendo desde diciembre un promedio de entre 10 y 15 en la semana”, detalló la referente.
La posibilidad de donar sangre está abierta a cualquier persona que cumpla ciertos requisitos básicos, como tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos, y encontrarse en buen estado de salud general. Además, no deben haber atravesado procedimientos como cirugías, endoscopias, o haberse realizado tatuajes, piercings o acupuntura en los últimos meses.
Según Ferreira, el proceso es sencillo y puede completarse en aproximadamente media hora: “La gente que ya está acostumbrada, en 30 minutos ya está yéndose. Llegas a la recepción, completas la planilla, se hace una entrevista con el técnico y después pasas a la sala de extracción donde donas. La extracción en sí dura entre 5 y 10 minutos”.
Para garantizar un suministro constante, el Banco de Sangre realiza campañas durante todo el año, incluyendo colectas externas en diferentes puntos de la comunidad. Además, cuenta con donantes fidelizados que participan regularmente del proceso: “Son donantes de hace muchos años, son voluntarios que vienen desde siempre. Después de dos o tres veces, ya conocen el sistema y va más ágil”.
La legislación nacional en materia de donación de sangre, modificada en 2015, establece que ningún banco puede requerir donaciones específicas para pacientes particulares. Este cambio busca fomentar la donación voluntaria y garantizar mayor seguridad tanto para los donantes como para los receptores.
Ferreira destacó la importancia de este avance: “Desde el año 2015 cambió la ley y ningún banco puede pedir que una persona vaya a donar para un paciente en específico. Como banco de sangre, tenemos la obligación de conseguir estos donantes para abastecer y dar soporte a los pacientes. Eso implica que es un donante seguro y es más seguro para quien recibe sangre”.
En Ushuaia, este sistema ha logrado consolidarse, al punto de que, según Ferreira, “ya es el cuarto año que no se pide un donante a alguien que está internado o que se va a operar, sino que son todos donantes voluntarios al 100%”. Esta fidelización es clave para cubrir las demandas hospitalarias, que abarcan desde tratamientos crónicos hasta emergencias o cirugías programadas.
La tarea de mantener un flujo constante de donantes voluntarios es compleja y exige un esfuerzo continuo. No obstante, el compromiso de la comunidad y las estrategias implementadas por el Banco de Sangre han permitido avanzar hacia un sistema más seguro y equitativo. El desafío, especialmente en verano, es sostener ese compromiso para que ningún paciente quede sin el soporte que necesita.