Sebastián Beltrame, reconocido guía de montaña de la ciudad de Ushuaia, explicó las condiciones para el reciente desmoronamiento de la cueva del Jimbo, y alertó sobre el tránsito en zona de glaciares, sobre todo en época estival.
El reciente desmoronamiento de la cueva del Jimbo, en la provincia de Tierra del Fuego, puso nuevamente en evidencia los riesgos inherentes a las zonas de glaciares y estructuras de hielo. Sebastián Beltrame, guía de montaña de Ushuaia con vasta experiencia en la región, brindó en FM Master’s su análisis técnico sobre las causas y consecuencias de este fenómeno natural, alertando sobre la necesidad de extremar precauciones al transitar por áreas de alta montaña, especialmente en épocas estivales.
Beltrame recordó que visitó la cueva hace más de 15 años, antes de que se convirtiera en un destino popular, y nuevamente más recientemente. Durante esas visitas, pudo observar el evidente retroceso de los glaciares en la región. «Están retrocediendo todos los glaciares, no solo pasa con la cueva de Jimbo. Lo que pasó con esa cueva era algo que iba a pasar, por eso Parques Nacionales había puesto un cartel prohibiendo el acceso», explicó.
El colapso, según el guía, no fue una sorpresa para quienes están habituados a transitar la montaña o trabajar en actividades relacionadas. «Era totalmente previsible que en algún momento se iba a colapsar, como también va a desaparecer ese glaciar en algún momento», afirmó, destacando que este tipo de estructuras, formadas por hielo y nieve, son inherentemente móviles y altamente vulnerables a las condiciones climáticas, particularmente al aumento de las temperaturas.
Resaltó que el retroceso de los glaciares en la región es alarmante. Puso como ejemplo al glaciar Vinciguerra, que hace tres décadas llegaba hasta la mitad de la laguna y ahora se encuentra retirado unos 200 metros. Este fenómeno se repite en otros glaciares de la zona, con un retroceso que puede variar entre 5 y 10 metros anuales dependiendo de las condiciones específicas de cada lugar.
El guía también destacó el interés turístico que generan estas formaciones y explicó que su agencia, dedicada al trekking y montañismo, recibía numerosas consultas sobre la cueva del Jimbo. Sin embargo, nunca promovieron visitas al lugar debido a la prohibición de acceso y los riesgos asociados. «El tema es cuando una persona entra a esos lugares. Las cuevas así colapsan, como ya ha pasado en otras partes del mundo. Son estructuras móviles, se mueven todo el tiempo», subrayó.
Además, hizo hincapié en la importancia de contar con conocimientos técnicos y equipamiento adecuado para explorar zonas glaciares. «Siempre que sea estructura móvil, tipo nieve o hielo, hay que tener consideraciones especiales. Hay que tener formación, llevar el material adecuado y prestar mucha atención antes de entrar a un glaciar», señaló.
El aumento de las temperaturas no solo afecta la estabilidad del hielo, sino también las formaciones rocosas circundantes, que pueden sufrir desprendimientos peligrosos. «Si uno mira el glaciar Martial en este momento, o cuando hace un poco más de calor, va a ver que hay mucho desprendimiento de roca en la parte superior. Esto también es un peligro inherente a la montaña, no hace falta que haya un glaciar para que ocurra», agregó.
Finalmente, Sebastián Beltrame reflexionó sobre el valor de los glaciares como patrimonio natural y la oportunidad que representa poder visitarlos, siempre con los recaudos necesarios. «Lo bueno que tenemos acá es que los glaciares son muy accesibles, están muy cerca. Estamos en una era en la que podemos verlos, porque están desapareciendo muy rápido. Hay que aprovechar para conocerlos, pero con los recaudos necesarios», concluyó.
El colapso de la cueva del Jimbo no solo representa un llamado de atención sobre los efectos del cambio climático en las zonas de montaña, sino también sobre la responsabilidad y el respeto que deben guiar la interacción humana con estos entornos naturales.