En la yerba, en la ropa, en los celulares, en la pasta de dientes: La ciencia está en todo. En tu día. En tu vida. Los y las científicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), cada uno desde su disciplina —Ciencias Sociales y Humanidades, Ciencias Exactas Naturales, Ciencias Biológicas y de la Salud, Ciencias Agrarias, de Ingeniería y de Materiales, Tecnología—, hacen ciencia —pura o aplicada— con el mismo objetivo de fondo: Mejorar la calidad de vida de los argentinos.
Un objetivo que se propuso el CONICET cuando fue creado, el 5 de febrero de 1958, que se mantiene más de 6 décadas después.
Con la misión de fomentar y ejecutar actividades científicas como tecnológicas en todo el territorio nacional y en las distintas áreas del conocimiento, actualmente se desempeñan en el organismo más de 10 mil investigadores, más de 10 mil becarios de doctorado y postdoctorado.
También más de 2.700 técnicos, profesionales de apoyo a la investigación y aproximadamente 1.300 administrativos.
Todos y todas distribuidas a lo largo del país —desde la Antártida hasta la Puna y desde la Cordillera de los Andes hasta el Mar Argentino— en sus 16 Centros Científicos Tecnológicos (CCT), 11 Centros de Investigaciones y Transferencia (CIT), un Centro de Investigación Multidisciplinario y más de 300 Institutos y Centros exclusivos del CONICET y de doble y triple dependencia con universidades nacionales y otras instituciones.
Liderado por primera vez por el Premio Nobel de Medicina Bernardo A. Houssay y con la Dra. en Ciencias Químicas, Ana María Franchi; actualmente como presidenta, las funciones del organismo incluyen: Fomentar el intercambio y la cooperación científico-tecnológica dentro del país y con el extranjero, otorgar subsidios a proyectos de investigación así como pasantías y becas para la capacitación y perfeccionamiento de egresados universitarios, organizar y financiar institutos, laboratorios y centros de investigación que funcionen en universidades y en instituciones oficiales o privadas, o bajo la dependencia directa del CONICET; instituir premios, créditos y otras acciones de apoyo a la investigación científica.
Cabe destacar que la calidad de sus recursos humanos y su producción científica es tal que el ranking SCImago, evalúa a casi 7000 instituciones y universidades centradas en la investigación científica en todo el mundo.
Ranking que ubica al CONICET en la posición 230 y lo deja en el primer lugar dentro de los organismos de gobierno de Latinoamérica dedicados a la investigación, sobre un total de setenta instituciones.
«No deseo estatuas, placas, premios, calles o institutos cuando muera. Mis esperanzas son otras. Deseo que mi país contribuya al adelanto científico y cultural del mundo científico actual. Que tenga artistas, pensadores y científicos que enriquezcan nuestra cultura y cuya obra sea beneficiosa para nuestro país, nuestros compatriotas y toda la especie humana», indicó Houssay.