Mientras se terminaba de velar al astro futbolero en Casa Rosada y comenzaba el cortejo fúnebre a un cementerio de Bella Vista, Buenos Aires, en Ushuaia los fanáticos boquenses se concentraron para rendir homenaje.
Por Silvana Minue- La Peña del Fin del Mundo convocó a los vecinos y vecinas en el cartel de Ushuaia alrededor de las 19hs «para darle a Diego una despedida digna en el fin del mundo». Así comenzaron a llegar los fanáticos como Club Atlético River Plate, Club Ferro Carril Oeste, o Club Tigre con sus flores, carteles y camisetas para dar el último agite al futbolista.
En este marco se conformó la «iglesia maradoniana» en Ushuaia conformada con hinchas de varios clubes, un espacio abierto que tratará de inculcar los valores que llevo adelante Diego Armando Maradona.
El presidente de la Peña del Fin del Mundo, Emilio Veneroni explicó a TIEMPO FUEGUINO que esta nueva conformación buscará perseguir los ideales deportivos e inculcar el sentimiento de que «no importa ser pobre, o la condición social de cada deportista lo que importa para llegar a lo más alto es el sacrificio, la voluntad para alcanzar las metas. También fomentar la solidaridad porque «el diego fue solidario» así como «patriota, nos devolvió el amor por el país y la Copa Mundial de Futbol del pueblo no la de los militares».
La iglesia Maradoniana- a la que hace alusión Veneroni-reúne a los cientos de miles de fanáticos de Maradona en todas partes del mundo. «Nuestra religión es el fútbol y como toda religión ha de tener un Dios», sentencian en la página de facebook Iglesia Maradoniana. La función de Iglesia «es mantener vigente la pasión y la magia con la que nuestro Dios jugo al fútbol, no olvidarnos de los milagros que realizó en las canchas ante la mirada de todos y del sentimiento que despierta en nosotros los fanáticos, día tras día», indicaron.
Carta de una fanática
EL MAS HUMANO DE LOS DIOSES Por Carolina Ibarra
-Una nunca está lista para estos días. Parte de ser un hombre amado por el pueblo, es que todos pretendemos su inmortalidad. Nunca se va a morir Maradona porque ¿cómo se va a morir Maradona? No, El Diego no es como esos simples mortales. El Diego es Dios.
Hay una parte minúscula, pero fuerte, que adentro fantasea con esa utopía de que los Diego’s (pocos, únicos, casi ninguno) no van a morirse en serio. Son humanos, pero no ejercen.
Decíamos que Diego iba a ser inmortal en una charla, en el barrio, un sábado mientras hacíamos una olla y se hablaba de «La Mano de Dios» porque una fracción de esperanza quería aferrarse a esa idea. Diego es Dios.
Dios no muere. Diego no muere.
Es pensamiento científico básico.
Y una nunca está lista para estos días.
Como hace unos años, un día como hoy, el mundo era peor porque se iba Fidel. Y tampoco estábamos listos. Fidel nos había mostrado una revolución posible. O cuando se fue Néstor, unos años antes. Una se entera y desea que sea una fake news, una noticia falsa, un rumor o una mentira para que podamos afirmar que Dios existe y nació en el barro. Y que Dios, en sus múltiples representantes de zurda, siempre se le planta al imperialismo. Pero los humanos somos finitos, incluso los que ofician de Dios.
Se mueren. Se murió. Porque resulta éste Dios, no era un Dios cualquiera. Era un Dios con consciencia de clase; un Dios que se sentaba 5 horas al lado de un Chávez que hablaba sin parar. Un Dios que peleó cada día por superarse y ser mejor. Un Dios del potrero, que usaba Rolex y se tatuó al Che. Y a Fidel. Y nosotros nos tatuamos a él.
Diego está muerto y no lo puedo, y no lo quiero, creer. Con él se muere la esperanza de que no se muera nunca. De que sea inmortal.
Diego nos dio alegrías, pero también nos dio discusiones. Dio posturas sobre todo en la vida. En las vidas. Vivió un montón de vidas y en todas lo amamos.
Diego nos hizo pelear con alguna compañeras – que lo tildaba de todo – o con la tía más paqueta que lo tildaba de «negro y falopero» y a nosotros siempre nos importó más lo otro. Las alegrías. Las sonrisas. El fútbol. La política. Las luchas que transitamos juntos, y él nunca se enteró.
Yo ¿qué le puedo recriminar a Diego? ¿Qué alegrías le diste vos a un mundo entero? Diego hizo más por las Malvinas que todos nosotros juntos. Los ingleses todavía lo lloran y nosotros todavía lo disfrutamos como si fuese ayer.
Una nunca está lista para estos días.
Mi hijo come y mira a Diego en la TV, y le hace manitos, como siempre. Porque lo ama. Y a mi me conmueve y lloro. Y no quiero comer. No puedo comer.
Como no quiero creer porque no puedo creer que ya no esté nuestro Diosito de las causas populares y la pelota limpia, porque no se mancha. No.
Espero nunca estemos listos para aceptar, para entender, estos días de mierda, de ausencia, de dolor… y siempre estarlo para dejar en la memoria de la historia desde éste minúsculo, pero inmenso, lugar: el del pueblo que te llevará como bandera hasta la victoria, siempre.
Descansa, Diegote.
Los dioses también merecen descanso.