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Río Grande
26 de septiembre de 2024

“Tendremos que cambiar algunas costumbres, pero en algún momento tenemos que salir”; sostuvo Alba

Tierra del Fuego tiene unos 160 mil habitantes, la mayoría concentrada en las ciudades de Ushuaia y Río Grande. Es una provincia con mucha circulación debido a la gran afluencia de turismo internacional.

“En los cruceros antárticos viene mucha gente, sobre todo orientales”, detalló el doctor Juan José Alba de 48 años, pediatra especialista en epidemiología. Lo cual provocó gran preocupación cuando empezó la pandemia de Covid-19; aseguró.

La provincia “tiene ciertas características particulares desde el punto de vista de la epidemiología, una vez que se presenta un caso, a la semana se disparan”, explicó Alba, quien tiene experiencia de haber trabajado en varias epidemias como el H1N1 o la varicela.

Alba trabaja en la clínica privada San Jorge y cuando empezaron los contagios fue convocado para formar parte del Comité Operativo de Emergencia: “Ahí es cuando yo empiezo con mi participación en gobierno, pero sin descuidar lo que me corresponde en la parte privada”.

Comenzó a participar en reuniones con diferentes áreas como turismo, salud, epidemiología y afirma que todos esperaban algo que nunca pasó: “El chino con neumonía, pero el virus vino solito y se estableció solito”. Como equipo trabajan semana a semana en ir conociendo entre todos este nuevo virus: “Las cosas cambian día a día, lo que antes parecía que funcionaba, ahora no y al revés”; afirmó.

Una de las respuestas claves para la pandemia en Tierra del Fuego fue dividir tareas, lo cual “ayudó un montón para que fuéramos una sola fuerza de ataque para prepararse para enfrentar al Coronavirus”.

Es decir, una persona encargada del sistema pre hospitalario, otra de los equipos de protección, otra del rastreo de casos. “Todo esto sirve pero, a la vez, se van generando muchas rispideces que por suerte se quedan ahí. No es momento para tener disgustos personales. Es momento para encontrar la mejor evidencia y hacer el mejor tratamiento”, explicó.

“Desde mi lugar, siempre trato de darle importancia a las fuentes reconocidas. Desde que empezó la pandemia se ha cuestionado mucho a la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo. Cuestionar a la entidad sanitaria más importante y que vela por la salud de la humanidad me parece que es un error. Podes diferir en alguna cuestión, pero si no confiás en ellos, no podés confiar en nadie. Lo mismo pasa con el Ministerio de Salud de la Nación; es fácil decir que cometieron errores con el diario del lunes en la mano, pero esto es algo nuevo para todo el mundo”, señaló el Juan José Alba.

Sin embargo, al Gobierno sí le cuestiona la falta de comunicación con la comunidad acerca de lo que se viene: “Ahora el gobierno nos está diciendo cuales son las paradas, pero no nos está diciendo cual es el destino final. No nos está diciendo que el viaje es muy largo”.

También advirtió que “el virus no se va de un momento para otro y más si nos estamos cuidando. Mientras más nos cuidemos más va a demorar. Podemos evitar muertes, internaciones, que los hospitales se llenen, que los agentes de salud se enfermen; pero no se va de un día para el otro. No es que vamos a decir no hay más casos y se acabó. La respuesta al Coronavirus tiene que ser mundial, hasta tanto el virus va a seguir circulando. Un país no puede cerrar sus fronteras de por vida”.

Por otro lado, fue consultado si estábamos preparados para recibir una pandemia:

«No estábamos preparados a nivel país ni provincia, ni siquiera Estados Unidos estaba preparado. No tenemos desarrollado el sistema que tienen otros países para el rastreo de casos; nosotros todavía tenemos sistema de paloteo. Lo mismo pasa con la medicina»; sostuvo.

Continúo: «La medicina presencial nos parecía que no tenía riesgo: Atendíamos sin barbijo, con salas de espera llenas, si mezclábamos pacientes sanos con enfermos no pasaba nada. Por lo que todo esto, creo, que nos trae un aprendizaje fuerte. Cuando empezó nos dimos cuenta que faltaba mucho equipamiento, batas, barbijos, escudos faciales. Al principio no se podía comprar nada y en la clínica varios voluntarios empezaron a coser barbijos en la casa y mandaron a fabricar escudos faciales. La compra de equipos de protección estaba limitada desde Nación. Hace unas semanas se restableció y han llegado equipos».

Para el doctor, los equipos tienen que usarse cuando realmente hagan falta, es una de las cuestiones por las que promueve la telemedicina, para que, quien realmente tenga que ir a una clínica, sea atendido con todas las medidas de protección.

“Trabajo mucho con telemedicina y trato de convencer a los médicos de la clínica a que también lo adopten. Para hacer medicina presencial necesitas equipos de protección que son caros, si se llega a dar un pico, los vamos a necesitar”.

Una realidad nueva

Expresó que “tendremos que cambiar algunas costumbres, pero en algún momento tenemos que salir”. Señaló que “este virus pone en cuestionamiento muchas cosas que asumíamos como una realidad”.

La necesidad de juntarnos y estar todos abrazados en la cancha o en un boliche, son algunas de las costumbres que deberían cambiar para evitar el pico: “El distanciamiento social y la higiene son claves. Es difícil, pero no es una dificultad económica. Lo que es económicamente difícil es la situación de ahora”, aclaró.

Citando a Gideon Lichfield, indicó que en forma contundente que nunca volveremos a ese mundo que dejamos atrás, por lo que expresó sobre lo positivo de algunos cambios de hábitos que nos trajo el virus, algunas costumbres que asumíamos como realidad pueden ser cuestionadas y modificadas:

El uso del automóvil, el teletrabajo, la educación a distancia y el pasar más tiempo en casa; son algunos de los cambios positivos que ve en esta nueva realidad.

“Yo era una persona que trabajaba 6 días por semana, entre 8 y 10 horas. Ahora estoy mucho más tiempo con mis hijos, con mi nieto, tengo más tiempo para compartir, charlar todos juntos”, relató sobre su propia experiencia.

No obstante, los temas que más lo preocupan ante un posible fin del aislamiento son la educación y los espectáculos públicos. “No sé si estamos preparados para la educación a distancia, pero es probable que muchos escenarios cambien. Hay muchos contenidos que pueden darse de manera remota y sólo algunas materias presenciales, sobre todo en el ámbito universitario”.

En cuanto a los boliches, afirma que es difícil que los autoricen en mucho tiempo porque “uno como adulto no se metería en ninguna aglomeración de personas por lo menos por los próximos meses. Aunque para los chicos es más difícil y habrá que encontrar la manera de que puedan divertirse de otra forma o en grupos más reducidos”.

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