Con la música disco, por primera vez, el pulso rítmico era lo más importante de la canción, una concepción que alteraría la manera de componer éxitos hasta la actualidad. Las composiciones debían mantener cierta repetición para poder ser bailadas y tener una duración considerable para generar un clima candente.
Para muchos, se trató de una música superficial y banal. Para otros, fue una manifestación del fin de la guerra de Vietnam, una fiesta en la que todas las minorías segregadas eran bienvenidas (latinos, afroamericanos, homosexuales). Para los Bee Gees, en cambio, fue el boleto de regreso al éxito.
El film, protagonizado por John Travolta y Karen Lynn Gorney, fue un éxito de taquilla y mostró como ninguna el ambiente de las discotecas de Nueva York y la forma de vida de sus habitués. Travolta interpreta a Tony Manero, un joven ítaloamericano que durante el día tiene un trabajo mediocre y una mala relación con sus padres, pero que por las noches se convierte en el rey de la pista de baile.
El guión de la película está inspirado en un artículo de la revista New York titulado «Ritos tribales de la nueva noche del sábado», escrito por el periodista de rock Nik Cohn. Supuestamente debía ser una nota sobre la escena y subcultura disco, pero Cohn inventó una crónica sobre un muchacho que frecuentaba los clubes nocturnos de Manhattan y que, aunque apócrifa, sirvió de inspiración para que el director John Badham y el guionista Norman Wexler le abrieran al público las puertas de un mundo lleno de bolas de espejo, luces estroboscópicas, DJs que mueven a las masas y zapatos de plataforma.
Los Bee Gees fueron los encargados de ponerle ritmo a la agitada vida de Tony Manero con las canciones que iban a formar parte de su siguiente álbum. El destino quiso que integraran la banda sonora de una de las películas más exitosas de los ’70. Ahí están los clásicos inoxidables «Stayin’ Alive», «How Deep Is Your Love» y «Night Fever», junto con las composiciones de su autoría «If I Can’t Have You» y «More Than A Woman», interpretadas por Yvonne Elliman y Tavares, respectivamente.
¿Qué hace a estas canciones tan irresistibles? La clave está en la fusión perfecta de raíces blancas y negras que permite que suenen increíblemente bien tanto en la radio como en las discotecas.