Bajo un estricto encierro, el presidente Mauricio Macri participó de los festejos oficiales por el 25 de Mayo rodeado de vallas y fuerzas de seguridad.
La jornada comenzó con un chocolate dentro de la Casa de Gobierno con funcionarios y miembros de otros poderes del Estado. Luego, el presidente se trasladó desde allí a pie por la enrejada Plaza de Mayo hasta la Catedral, para participar del Tedeum. Finalmente, ofreció un locro en la Quinta de Olivos con algunos de sus ministros.
Por tercer año consecutivo de Cambiemos en el poder, no hubo festejos populares organizados por el Estado para festejar la fecha patria. Todo fue a puertas cerradas y solo para los funcionarios, sus familiares y algún que otro invitado especial.
La secuela de convites comenzó a las 9 en la sede de Gobierno con un chocolate que sirvieron para Macri y su esposa Juliana Awada, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti; la vicepresidenta Gabriela Michetti; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo; el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, entre otros funcionarios.
Luego, la comitiva salió a la explanada y caminó desde allí hasta la Catedral. El Presidente y los demás funcionarios hicieron el recorrido rodeados por efectivos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, que rindieron los honores correspondientes a la fecha y a las investiduras con banderas, bandas y escoltas. En el marco del fuerte dispositivo de custodia previsto para la ocasión, no sólo se dispuso el vallado de la Plaza de Mayo sino también una amplio corte de tránsito en la zona aledaña.
Al llegar al templo religioso, Macri dejó una corona de flores en el mausoleo donde se encuentran los restos del general José de San Martín. La celebración religiosa del Tedeum en agradecimiento al surgimiento del Estado argentino comenzó a las 10.
La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Poli. Después del oficio, Macri siguió el festejo con un locro en la Quinta de Olivos.