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22 de julio de 2024

Créditos, cuotas, intereses: cómo nos endeudamos los argentinos

El sociólogo Ariel Wilkis examinó las dinámicas del endeudamiento familiar en una nueva publicación, ofreciendo una visión reveladora sobre un fenómeno económico a menudo subestimado en Argentina.

En el discurso público argentino, el concepto de deuda suele asociarse de inmediato con las dificultades del Estado para gestionar sus compromisos, los reiterados impagos y las crisis económicas derivadas de la falta de financiamiento. Más recientemente, bajo el liderazgo del presidente Javier Milei y su enfoque liberal, se resalta la raíz fiscal de estos problemas. Sin embargo, este enfoque tradicional deja de lado una parte significativa de la realidad económica: la deuda familiar, que rara vez se contempla en las estadísticas oficiales.

Ariel Wilkis, sociólogo y doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales y la Universidad de Buenos Aires (UBA), explora este fenómeno en su libro “Una historia de cómo nos endeudamos. Créditos, cuotas, intereses y otros fantasmas de la experiencia argentina”. La obra busca ampliar la perspectiva sobre el endeudamiento en el país, y revela cómo las familias, a menudo enfrentando condiciones económicas adversas, recurren a diversas formas de deuda que no siempre son visibles en los informes oficiales.

Según Wilkis, el debate sobre el endeudamiento familiar suele estar distorsionado por la visión limitada de las estadísticas que muestran una relación de crédito al sector privado con el Producto Bruto Interno (PBI) relativamente baja en comparación con otros países de la región. “Cuando decimos que en la Argentina las deudas de las familias no son un problema, decimos una verdad a medias”, sostiene el autor. Esta estadística ignora las deudas que no están mediadas por el sistema bancario formal, como los préstamos informales, familiares, con el Estado, proveedores de servicios, prepagas o escuelas privadas.

El objetivo de Wilkis con su libro es sacar a la luz estas dinámicas de endeudamiento ocultas y examinarlas en el contexto de las coyunturas sociales y políticas que han marcado las últimas cuatro décadas en Argentina. “El endeudamiento para muchas familias argentinas no es una opción, sino una necesidad”, explica el sociólogo. Ante la insuficiencia de ingresos y la erosión de los salarios por la alta inflación, las familias recurren a malabares financieros, que incluyen préstamos de familiares, aplazamientos de vencimientos y otros mecanismos para llegar a fin de mes.

Wilkis destaca un cambio significativo en los últimos años: la casi desaparición del crédito hipotecario y el crecimiento exponencial del crédito al consumo, principalmente a través de tarjetas bancarias y fintechs. Sin embargo, los mecanismos informales siguen desempeñando un papel crucial, intersectando con el crédito formal de maneras que a menudo no se reflejan en las estadísticas.

La investigación del autor también revela la relevancia del endeudamiento en barrios populares, donde las familias combinan ingresos de programas de asistencia, trabajos informales y créditos informales para cubrir sus necesidades básicas. En contraste, las familias de clase media dependen en gran medida de las tarjetas de crédito, aunque la informalidad y los préstamos intrafamiliares siguen siendo prevalentes. “Los hijos piden prestado a sus padres o los padres jubilados dependen de los préstamos de sus hijos que cuentan con ingresos”, explica Wilkis, subrayando la interdependencia financiera en un contexto de acceso limitado al crédito formal.

El impacto de la pandemia de Covid-19 exacerbó aún más estas dificultades, dando lugar a lo que Wilkis denomina “deudas de cuidado”. Estas deudas están relacionadas con gastos en salud, educación, alimentación y esparcimiento, y han agudizado las desigualdades de género, afectando de manera desproporcionada a las mujeres, quienes vieron reducidos sus ingresos y asumieron una mayor carga de tareas de cuidado.

Wilkis sugiere que las dificultades persistentes para gestionar las deudas familiares pueden haber influido en el sentimiento que llevó a la victoria electoral de Milei y su retórica anti-Estado. “A través de la gestión de las deudas por parte de las familias uno puede entender el desapego experimentado por parte de la sociedad hacia el Estado”, afirma el autor. La percepción de que el Estado ha fallado en brindar apoyo real, mientras que los familiares y amigos han sido los verdaderos salvavidas, ha contribuido a un distanciamiento del proceso político tradicional.

A medida que los economistas y funcionarios del gobierno observan con ansiedad los datos de actividad económica, la capacidad de las familias para enfrentar la contracción económica a través de recursos intrafamiliares y préstamos informales está en juego. Wilkis advierte que, en un contexto de recesión prolongada, la capacidad de cubrir estos baches financieros se agota, lo que puede revelar la peor cara de la crisis económica.

El sociólogo concluye que la radiografía actual del endeudamiento familiar muestra que, aunque las estadísticas oficiales indiquen una disminución del nivel de endeudamiento, la realidad es que la deuda crece en los márgenes de estas estadísticas. “Las estadísticas del Banco Central dicen que bajó el nivel de endeudamiento porque bajó el acceso al crédito. Pero la deuda es un problema porque crece en los márgenes de la estadística que dice que la deuda se está reduciendo”, señala finalmente Ariel Wilkis.

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