Un total de 25 personas, 18 de las cuales son niños, niñas y adolescentes que concurrirán a la Escuela Provincial Nº 38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”, compuestas por seis familias arribaron y ya se instalaron en la base antártica para pasar el invierno.
Las familias fueron trasladadas por el rompehielos de la Armada Argentina «Almirante Irízar», que en el marco de la tercera y última etapa de la Campaña Antártica de Verano (CAV), que en este último contacto con la Base Esperanza cumplió con dos objetivos: desembarcar gran parte del combustible antártico para el funcionamiento de la base durante el invierno, y llevar a las familias argentinas que invernarán durante este año.
Desde el buque se desembarcó mediante vuelos de helicóptero a las seis familias, compuestas por 25 personas, que invernarán en la Base Antártica Conjunta Esperanza. De este total de personas se destacan 18 niños, niñas y adolescentes que concurrirán a la Escuela Provincial Nº 38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”.
Cinco de las seis familias que viajaron para instalarse en la Base Esperanza y pasar el invierno en la Antártida fueron seleccionadas entre las que se presentaron como voluntarias ante el Comando Conjunto Antártico (Cocoantar).
La sexta familia es la de los docentes de la Escuela N°38 que resultaron elegidos por medio de un concurso de cargo orientado a parejas de docentes, realizado por el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la provincia de Tierra del Fuego.
La Base Esperanza, a diferencia de otras bases construidas con edificios habitables comunes para todo el personal, dispone de un caserío con una vivienda independiente para cada miembro de la dotación que es acompañado por su familia.
Además se encuentra la emisora LRA 36 «Arcangel San Gabriel», de Radio Nacional; la mencionada Escuela N° 38 «Raúl Alfonsín»; una oficina postal, un museo y una capilla, entre otros servicios propios de una urbanización.
Sobre la preparación psicológica para las familias, Gustavo Cordero Scandolo, teniente coronel e integrante de la dotación de la Base Esperanza comentó a Télam que «todos los miembros de cada familia seleccionada hacen una preparación psicológica previa, especialmente los niños. Este año se retrasó el despliegue de las familias casi un mes, desde principios de marzo hasta principios de abril, por varios motivos logísticos y obras que debíamos completar, como el nuevo laboratorio multidisciplinario de la base y el proyecto de hidroponia».
«Debido a ese retraso registramos algún bajón en el estado de ánimo de los chicos que veían como sus compañeritos arrancaban las clases y ellos empezaban de manera virtual. Ese entusiasmo que tenían en diciembre y enero, cuando terminaban sus preparativos para el viaje, mermaba en algunos casos con el paso del tiempo. Por eso fueron fundamentales nuestras parejas porque durante ese período acompañaban a los niños y los contuvieron hasta que pudimos encontrarnos todos de nuevo en Esperanza, donde seguro van a entablar fuertes amistades», agregó Cordero.
Ya en la Antártida, las seis familias fueron recibidas y se instalaron de cara al comienzo del invierno.
En cuanto al buque Irízar, una vez asegurada la llegada de las familias y concretada la finalización del abastecimiento durante la presente CAV, el rompehielos de la Armada fijó rumbo sur hacia la Base Antártica Conjunta San Martín, punto más austral que tocará durante esta última fase de la Campaña Antártica 2022-23.
