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Río Grande
7 de julio de 2024

El maestro Darío Ingiglioni destacó el esfuerzo de sostener el Festival Internacional de Música

El pasado viernes comenzó el esperado Festival Internacional Ushuaia de música clásica. El maestro Darío Ingiglioni, quien dirigió el sábado la orquesta municipal de Río Grande Kayén, y lo hará durante sucesivos conciertos, compartió algunas reflexiones sobre el tradicional evento en Ushuaia, uno de los pocos en su especie en el país, según comentó.

“Siempre el evento de una orquesta, siempre un concierto, una orquesta, coros, donde participa mucha gente, es llamativo, es importante, en todos los lugares donde me toca trabajar, me toca viajar” apreció Ingiglioni a modo de contextualización de lo que implica un festival de música clásica como el de Ushaia.

El maestro se encargó de destacar lo que a su juicio es lo más novedoso de esta 14ª edición, y es la actuación de la orquesta del Festival, Kayén, que trabaja bajo la órbita de la Municipalidad de Río Grande. “Este es un proyecto que viene ya hace muchos años, la orquesta fue creciendo y ahora ya es una orquesta municipal. A esta orquesta tenemos que sumar algunos profesionales que van a estar viajando esta semana para tocar con nosotros” expresó.

También puso énfasis en la calidad del equipo que trabaja en la organización, como la gente del hotel Arakur, sede de la mayoría de los conciertos: “esto es un trabajo que viene desde hace más de cuatro meses, diariamente muchas horas para coordinar músicos, solistas, grupos de cámara, para poder ofrecer un espectro muy amplio dentro de la música académica, que es de lo que se trata este festival”.

Así remarcó que el público va a poder escuchar orquesta, canto, cuarteto de cornos, quinteto de vientos, cuarteto de cuerdas, “una oferta súper amplia. Yo recomiendo, no te pierdas ningún día, agarrate todos los 10 días, te vas los 10 días”.

Como otra de las novedosas ideas mencionó que los músicos profesionales, como los del Cuarteto Gianneo, que el viernes inauguraron el festival, así como los quintetos y tríos de los próximos días, “se suman a trabajar con la orquesta, entonces también van a volcar la experiencia. Y esto es muy especial, sobre todo para los chicos de la Orquesta Municipal, porque es como si estás jugando en tu equipo de tu ciudad de fútbol, y de pronto te toca jugar con los de la primera de River” comparó en clave futbolera el maestro.

Sobre Alakur, destacó “ese salón maravilloso”, que además de la infraestructura en sí, cuenta con dos pianos “de los mejores que hay en el mundo, dos Steinway de cola para los conciertos. El lugar es especial, a veces, cuando estás lejos, no se dimensiona” añadió el director.

Ingiglioni dijo que cada vez hay menos festivales como el de la capital fueguina en el país: “lamentablemente, lo digo con tristeza, no está pasando en el país. Hace tiempo, incluso después de la pandemia, estamos en una especie de retracción de este tipo de festivales, de orquestas”.

Desde el aspecto personal, dijo que viene realizando “un trabajo muy intenso en todo el país con creación de orquestas nuevas, como en el norte del país. Pero en general en los festivales hay una retracción”, insistió.

Quizás por eso la trascendencia del evento en Ushuaia, “porque estamos en una isla, nosotros venimos desde Buenos Aires, tenemos 4 horas de vuelo, hay gente viniendo de Rosario, de Neuquén, de otros lugares. Los costos de armar un festival así son muy altos, y yo festejo muchísimo que haya esta decisión en Tierra del Fuego, en Ushuaia”.

Darío Ingiglioni tienen una formación como pianista, director de coros y director de orquesta. Ha trabajado con orquestas pequeñas, de cámara de entre 20 y 25 músicos, hasta más grandes, de hasta 100 a 120 instrumentistas.

Como herencia familiar comenzó tempranamente con el piano muy chiquito. Luego formó parte de orquestas de niños y juveniles, en su Santa Fe natal. Aquella orquesta provincial de sus inicios, tuvo la oportunidad de dirigirla en su concierto por el 50º aniversario.

Reflexionó finalmente Darío Ingiglioni sobre las virtudes de la formación temprana en música, no solo desde el punto de vista profesional, sino personal y social: “Tanto en los coros como en las orquestas, vos formás tu humanidad, lo que vas a hacer después, porque se trabaja de una manera muy especial, donde vos tocás con la otra persona, tenés que tocar lo mismo, al mismo momento, con la misma sensibilidad, con el mismo objetivo. Se arman circuitos de solidaridad muy grandes”.

En ese contexto, la función del director “es concertar, concertamos todos los elementos en una orquesta, con el coro, solistas, concertamos los elementos, elegimos el repertorio y trabajamos después para que sea lo mejor posible” expresó finalmente.

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