La quiebra de Ambassador no sorprendió a los trabajadores. Sandra Ragusa, representante de los trabajadores de la planta de Ushuaia, dijo que la quiebra dispuesta por la Justicia es “un paso más” en la instancia judicial. Mientras, esperan inversores interesados en ponerla en marcha nuevamente.
Este jueves se conoció la noticia del fallo judicial que consolida la quiebra de Ambassador Fueguina SA, y la prohibición de salir del país a dos de sus ex ejecutivos. Ante esta situación, Sandra Ragusa, dijo que la decisión de la Justicia para los operarios “no es una instancia negativa”, además de aseverar que la empresa “está quebrada desde 2020”.
Explicó Ragusa que, con el concurso preventivo de quiebra, lo que el magistrado busca es evitar la disolución: “Este juez que lleva esta quiebra, su propósito es mantener la unidad productiva. Para nosotros no es una instancia negativa, sabíamos que venía la quiebra porque nos mantiene al tanto nuestro abogado”. E incluso comentó que el propio magistrado se reunió virtualmente por Zoom con los trabajadores, para ponerlos al tanto de la situación.
Cabe acotar que los empleados, desde que en 2020 la planta interrumpiera su producción y los dueños prácticamente la abandonaran, ocupan presencialmente la planta en resguardo de la misma para evitar el desguace, y con la esperanza intacta de recuperarla.
A la hora de los apoyos en estos casi tres años de resistencia, Ragusa afirmó que “el gobierno siempre estuvo del lado nuestro, y por supuesto la sociedad, los vecinos. El gremio nunca, desde el día que nosotros decidimos ocupar la planta, se fueron, dijeron que no nos iban a acompañar”.
Precisamente la lucha se inició junto con la pandemia, que fue cuando dejaron de percibir los sueldos. Inmersos en una dramática incertidumbre, el gobierno los ayudó con distintos subsidios y bolsones alimentarios y las empresas de agua y de energía, garantizaron la prestación de los servicios en la planta.
“Ahora esperamos directivas porque hay que respetar el concurso preventivo” aseveró Ragusa respecto de los próximos pasos. La esperanza de los trabajadores es que puedan aparecer inversores interesados o bien la propia cooperativa que conformaron, llamada “31 de Julio”, para una eventual reactivación. Si esto no ocurre, “golpearemos todas las puertas que sean necesarias de todos los despachos posibles, para que nos puedan aprobar el proyecto” y darle continuidad a su fuente de trabajo.
La intención de mantenerse dentro de la planta, cuidando, manteniendo y conservando en perfecto estado todas las máquinas, tiene su explicación en que, cuando algún inversor se presente, “con poco dinero pueda ponerla en marcha, mantenerla intacta, que nada salga, que nada se rompa y que el que invierta, apriete un botón y comiencen a andar las líneas y las máquinas”. Pero, además, para que Ambassador no quede fuera del sub régimen de promoción industrial.
En cuanto al perfil de la producción futura posible, que podría ser la misma electrónica que producían o bien promover algún tipo de reconversión, Sandra Ragusa resumió: “Apostamos siempre a seguir con la línea electrónica. Sobre otras posibilidades, nosotros no cerramos las puertas, a nada le cerramos las puertas”.
Por eso, la representante obrera insistió en que la noticia de la quiebra de la firma “la tomamos como un paso más dentro del concurso preventivo. Hasta hoy, mantenemos el espíritu vivo”.
