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Río Grande
26 de septiembre de 2024

Advierten sobre el uso excesivo de antibióticos en los salmones de criadero

El acuerdo firmado entre Noruega, la nación y la provincia en mayo del 2018 para promover la instalación de salmoneras en el canal Beagle, provocó la reacción de diferentes sectores de la sociedad que buscan evitar la radicación de esta industria nociva para el ambiente y la salud humana. 

La lucha además, fue acompañada por la presentación de un proyecto de ley del bloque Movimiento Popular Fueguino que apunta a prohibir la instalación de criaderos de salmónidos, bajo cualquier modalidad, en toda la provincia, y que seguramente buscará su aprobación con la nueva conformación de la cámara parlamentaria.

En el marco de la maestría en Política y Seguridad Alimentaria de la Universidad Nacional de Rosario, las nutricionistas de Ushuaia Romina Cortes y Sabrina Zalazar, que cursan dicha maestría, abordaron la salmonicultura basándose en la experiencia de Chile, pero haciendo foco en el impacto que provoca la resistencia a los antibióticos que se aplican a los animales.

En principio hay que saber que el uso de antibióticos en salmones constituye un método que además de ser económico, resulta efectivo para acelerar su crecimiento, provocando que el animal sea más grande y más carnoso. 

“A mayor cantidad de toneladas de antibióticos, mayor cantidad de toneladas de producción se tiene” afirman las nutricionistas. A esta situación se suma la falta de regulación en su aplicación, donde “en estos últimos años se sabe que Chile usó 600 veces más cantidad de antibióticos que Noruega”, principal productor de salmón de criadero. 

“El antibiótico pasa al agua, luego al suelo, con lo cual estamos bombardeados por pequeñas dosis que van generando una resistencia que hace que en situaciones donde por ejemplo antes necesitábamos 7 días de medicamento, hoy necesitemos 10 o más” afirman.

En este punto es preciso entender que en la producción animal, los antibióticos usados son los mismos que se destinan a los seres humanos. “No existen investigaciones que apunten a tener dos tipos diferentes de antibióticos. Además hay sólo cinco familias de éstos y han pasado varios años sin que la ciencia investigue para ver si podemos descubrir familias nuevas”, afirma la nutricionista Sabrina Zalazar.

A su vez,  las expertas aseguran que existe `un vacío´ en el ámbito nutricional donde “las tablas que venimos manejando (de composición química y nutrientes de los alimentos), se basan en la composición del salmón salvaje, sin tener en cuenta al salmón de criadero”, que en realidad es el que habitualmente consumimos.

“El color del salmón salvaje se lo dan los crustáceos que come, en el de criadero se lo da un colorante que viene de origen dudoso, donde la regulación en su administración difiere dependiendo el país” explica Romina. 

Además “el salmón salvaje consume alimento natural y el que está en cautiverio consume un alimento balanceado” con lo cual “tenemos que empezar hablar de organismos genéticamente modificados, transgénicos, de si usan soja, maíz, canola. Allí ya tenemos un alimento que no es natural y donde la composición de la carne de ese animal es totalmente diferente a la del salmón salvaje”. 

Un punto que las nutricionistas destacan es que “el salmón salvaje se recomendaba porque generaba grasas `buenas´ que favorecen la función cardíaca y ayudan a evitar problemas cardíacos. Sin embargo se sabe que el salmón de criadero posee el doble de grasas saturadas, que son las que tapan las arterias y producen enfermedades cardíacas”.

A ello se suma el hecho de que “el salmón salvaje tiene vitamina D  mientras que el salmón en cautiverio no las tiene. Algo que nos sorprendió” expresa Sabrina. 

¿Cómo trabajan desde sus espacios para dar a conocer esta realidad?

Sabrina Zalazar: Desde el consultorio estamos tratando de sacar a la gente del supermercado. Que entienda que no es el único lugar donde uno puede acceder a los alimentos. Uno puede ir al mar y a la tierra y acceder a los productos que brinda cada uno. 

Si estamos preocupados por la proteína nosotros que estamos rodeados de mar, no podemos cargarnos con un problema que no nos pertenece. Si queremos omegas consumamos los mariscos que tenemos en nuestro mar, no necesitamos salmones. ¿Por qué dejar entrar a una transnacional a que contamine nuestro canal si podemos pensar en una alternativa sustentable con lo que tenemos acá? Como nutricionistas no vamos a aceptar ese discurso de la proteína.

Romina Cortes: El salmón es exótico, carece de cultura alimentaria, desconocemos su origen y hasta su sabor, ¿por qué vamos a meter un alimento que es ajeno a nuestro mar y que no nos va alimentar a nosotros porque no lo comemos? El acceso a los alimentos tiene que ver con la distribución de la riqueza, no porque produzcamos mucho salmón todo el mudo va acceder a consumir salmón. 

Queremos que se trate la problemática desde la  transdisciplinariedad, porque solo se enfoca desde el aspecto ambiental y no se tiene en cuenta que nosotros somos parte de ese ecosistema y por ello es que esto también nos afecta y tiene impacto en nuestra salud.  

 

El Rompehielos

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